Introducción
Los barcos eléctricos tienen una rica historia que se remonta al siglo XIX, cuando el río Támesis contaba con una flota de barcos eléctricos de alquiler, apoyada por una red de estaciones de carga en la década de 1880.
Sin embargo, el auge de las embarcaciones de gasolina y gasóleo, capaces de alcanzar mayores velocidades y autonomías, provocó un descenso del uso de embarcaciones eléctricas.
A pesar de ello, las embarcaciones eléctricas se han hecho un hueco, sobre todo en zonas sensibles desde el punto de vista medioambiental, donde las embarcaciones de gasolina están prohibidas por ley. Ofrecen un funcionamiento más silencioso, son más rentables y no emiten contaminantes, lo que contrasta claramente con las embarcaciones tradicionales con motor de combustión.
Para responder a su pregunta, no, los barcos eléctricos no son todos iguales. Pero, ¿qué define exactamente el estado actual de estas embarcaciones en el mundo moderno? Exploremos más a fondo.