La empresa Candela, con sede en Estocolmo, se ha hecho famosa en todo el mundo por descifrar el código de las embarcaciones eléctricas de largo alcance. El crucero de un día C-8 y la lancha deportiva C-7 de Candela, que vuelan sobre hidroalas estabilizadas por ordenador, consumen una fracción de la energía que necesitan las lanchas convencionales a 30 nudos. Una vez en el agua, pueden navegar de 2 a 2,5 horas a 20 nudos y recorrer 50 millas náuticas. El sistema de hidroala activa permite al barco deslizarse sobre las olas sin causar molestias a sus pasajeros. Por el contrario, las embarcaciones convencionales se deslizarían de golpe y lanzarían mucho rocío. El ordenador de a bordo ajusta automáticamente el cabeceo, el balanceo y la altura para tener en cuenta los vientos laterales, las olas y el movimiento de los pasajeros.
Además de una autonomía y unas prestaciones récord, las embarcaciones Candela respetan el medio ambiente marino. Como el casco vuela por encima del agua, una embarcación Candela consume un 80% menos de energía que las embarcaciones convencionales. Esta eficiencia se traduce en una mayor autonomía y una estela casi inexistente detrás de la embarcación. A 25 nudos, una embarcación Candela crea una diminuta ola de 5 cm, causando una perturbación mínima de las costas y los hábitats marinos.
El propulsor sumergible Candela C-Pod es silencioso como un susurro, incluso a velocidades de crucero de 20-25 nudos.
Estas características únicas han convertido al C-8 en la embarcación eléctrica más vendida de Europa. Desde su lanzamiento el pasado otoño, este crucero de un día fabricado íntegramente en fibra de carbono y valorado en 300.000 euros (520.000 dólares neozelandeses) ha recibido más de 100 pedidos. Muchos consideran que el C-8 es el "momento iPhone" de la industria náutica, y a menudo lo comparan con los coches Tesla.